viernes, 8 de noviembre de 2013

Productividad

Hay días que son productivos de verdad. Aunque no hablemos de productividad material, esa que nos obliga a tener la ansiedad perpetua de tener que sumar, sumar y sumar y de avanzar de forma constante (y sin apenas mirar atrás). Y digo que son productivos porque te hacen pararte, pensar, reflexionar y analizar fríamente qué estás haciendo y cómo lo estás haciendo en tu trabajo o en tu vida personal. 

Hoy ha sido un día de esos. Y hacía mucho tiempo que no tenía esta sensación de poner en común, de compartir vivencias, puntos de vista y tu propia experiencia del duro día a día en la situación actual que vivimos. Porque, a menudo, todo lo que te ocurre o ha ocurrido (y ocurrirá) ha sido vivido de una u otra forma por personas cercanas de tu entorno. Y ellas te pueden aportar esa respuesta que buscas con ahínco. Al final todo se resume a la teoría de los círculos de cercanía y al manido refrán de que 'el mundo es un pañuelo'.

Estos tiempos difíciles que nos han tocado vivir nos obligan a una reflexión constante en torno al ¿Dónde voy? y ¿Cómo llego ahí? Este cambio tan absoluto de los patrones que nos ha cogido a (casi) todos por sorpresa no estaba previsto en los manuales que nos enseñaban en el Colegio, Instituto y Universidad. Y a menudo tengo al sensación de que lo aprendido hasta ahora sirve de poco porque todo cambia a tal velocidad que es imposible asimilar conceptos, ideas, formas de entender las cosas…

Y conste que estoy poniendo de mi parte. Porque si algo tengo claro es que hay que renovarse y permitir que entre aire nuevo en la casa (como decía José Mercé). Pero siempre me queda la sensación de que podías hacer más y que lo realizado no ha servido para nada porque el examen constante sigue ahí…

En fin. He querido incluir estas reflexiones en un día que pretendo que sea el del comienzo de una nueva andadura para este blog personal que he tenido abandonado durante un duro año de travesía por el desierto para reorganizar mi vida y mi día a día. Puede que el mensaje que intento transmitir no tenga trascendencia para muchos de vosotros (lógico por otra parte). Para quienes vivimos subidos en la vorágine del día a día creo que sí. Porque, ¿cuándo fue la última vez que te paraste a charlar y a compartir tus inquietudes personales o profesionales con alguien?

Si has llegado hasta aquí mil gracias. Nos vemos la semana próxima ; )




PD2: Os dejo un tema de un grupo portugués que me fascina. 'The Gift'. A quienes no lo conozcan todavía no hace falta deciros que ya estáis tardando...


jueves, 12 de julio de 2012

Punto y aparte




Hay gestos que suelen marcar la vida de una persona. O al menos se quedan grabados de forma indeleble durante el tiempo que nos queda en este mundo. Miradas, besos, lágrimas abrazos, tortazos (generalmente merecidos), truinfos, derrotas… 

A fin de cuentas, nuestra vida es un compendio de imágenes y sensaciones que conforman, a su vez, los recuerdos de los que nos alimentamos. Y a los que muchas personas (probablemente yo soy uno de ellos) nos agarramos con relativa frecuencia en momentos complicados.

Toda ruptura es dolorosa. Sea del ámbito que sea: amorosa, amistosa o profesional. Es dolorosa incluso aunque sea cordial y fruto de una situación económica que ha arruinado los sueños de toda una generación y afectará seriamente a quienes vienen detrás. Eso sin olvidar a nuestros predecesores, cuyas exiguas pensiones ganadas durante años de duro trabajo deben estirarse hoy día para dar de comer a más y más familia.

Nueve años después vuelvo a verme envuelto en una situación tan desagradable como es el hecho de quedarse sin trabajo. En 2002 no fue por culpa directa mía. Un grupo importante de compañer@s nos vimos envueltos en un ERE en el diario en el que trabajábamos donde, con presiones y ciertas malas formas, se llegó a un acuerdo para finiquitar nuestro trabajo de años y miles de horas (muchas de ellas no pagadas ni reconocidas).

Al poco tiempo coincidí en el tiempo con una de esas personas totalmente diferentes a ti, con la que te complementas y de las que no paras de aprender día tras día. En marzo de 2003 pusimos en marcha nuestro propio proyecto. Tuvimos suerte. El auge económico de esa década dorada (y ominosa a posteriori) nos permitió crecer gracias, sobre todo, a las miles de horas de trabajo que invertimos y que quitamos a nuestras familias.

En todo este tiempo ha habido motivos para la alegría en forma de proyectos interesantes, premios y muchas personas con las que compartir nuestro trabajo. Y también otros menos agradables pero estrechamente vinculados al día a día en un proyecto empresarial, sea del tamaño que sea.

Desgraciadamente, este reordenamiento social y económico impuesto por unos pocos y que estamos pagando todos nos ha llevado al pozo del ostracismo y a la desaparición. De poco han servido los años de experiencia y servicio cuando este mercado está, literalmente, muerto.

Hoy hemos comenzado el desmantelamiento de nuestro archivo – almacén. Ya hemos llevado al contenedor de papel cajas y cajas de documentos ahora inservibles. Me han venido a la cabeza recuerdos de los primeros momentos. De las largas jornadas de trabajo. De mi inmadurez y falta de conocimiento de todo cuando comenzamos. De la difícil adaptación a una realidad totalmente distinta a la que había tenido hasta entonces. Y he comprobado cuan dura y áspera llega a ser la vida.

Aquí no vale el lamento. Hay que seguir adelante porque este mundo consumista en el que nos hemos visto involucrados aún sin querer no permite parar. Hay que hacer frente a los gastos asumidos para muchos años y a los del día a día. Y hay que seguir con la mirada al frente… aunque como le dije hace no mucho a alguien: quiero seguir remando, lo que no sé es si encontraré agua para hacerlo.

Gracias a todos quienes estáis ahí echando una mano (en la medida de lo posible). Y gracias por todo a mi compañero en este viaje empresarial tan bruscamente frenado.

PD: ¡¡No tengo fotos!! ;-) 

domingo, 22 de enero de 2012

Me gusta el fútbol

Ya lo decía la canción. Los domingos por la tarde es la mayor/ de mis aficiones/ Me gusta el fútbol... Y yo reconozco que me gusta el fútbol. Pese a que mi padre no ha sido nunca aficionado, la influencia de mis tíos maternos y mis primos me convirtieron en forofo de este deporte desde pequeño. El fútbol me ha hecho feliz, me ha entristecido (nunca me ha dado por llorar, la verdad) y me ha permitido compartir experiencias con amigos y conocer a mucha gente durante mi (breve y poco fructífera) etapa como jugador.


Yo crecí coleccionando los cromos de Vicente del Bosque, Valdano, Camacho, Víctor, Calderé, Lineker, Gordillo, Calderón, Dassaev, Bengoechea, Mágico González, N'Kono... Apenas había un par de partidos televisados a la semana: los del miércoles de Copa de Europa (me sigue gustando más ese nombre que el actual de Champios League) y el del sábado en La 2 (o después en Canal Sur). La gente se pasaba la tarde del domingo pegada al transistor y con la quiniela en la mano para comprobar si los 14 lo sacaban de pobre y después te peleabas en tu casa para que te dejasen ver los resúmenes de Estudio Estadio...


Pero todo esto ha cambiado. Y yo creo que a peor. El fútbol se ha convertido en un espectáculo en el que el dinero prima incluso por encima de valores esenciales como la deportividad, el sacrificio y la humildad. El negocio ha fagocitado por completo al deporte en sí y cada día vemos nuevos ejemplos de cómo la profesionalización y la irrupción de las multinacionales en el negocio siguen hundiendo en el barro lo que antes era un deporte.


Sé que muchos se aferrarán a los logros conseguidos y satisfacciones proporcionadas en las últimas décadas por nuestros clubes y también al quinquenio glorioso de nuestra Selección. Yo he gritado y saltado como loco por todos estos triunfos. De hecho, la final de la Copa del Mundo la vi y celebré en El Cairo, en mi último día de Luna de Miel y jamás lo olvidaré. Pero eso no hace más que extender la cortina de humo que envuelve a este negocio con una serie de oscuras lagunas a su alrededor.


El deporte es salud, valores de superación, compañerismo, esfuerzo, disciplina... Eso debe ser lo que se transmita a los niños y niñas que lo siguen cada día. Ellos deben aprender que el deporte es nobleza y no la batalla campal (dentro y fuera del terreno de juego) en la que se ha convertido cada partido. Mal ejemplo dan los mayores (como casi siempre) en un escaparate como el que ofrece cada partido, con centenares de medios de comunicación presentes. Pero todo esto se olvida con un partido benéfico en Navidad...


Los clubes profesionales son Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Todos menos cuatro: el Real Madrid, Athletic de Bilbao, FC Barcelona y Osasuna. Este sistema puesto en marcha a finales del pasado siglo intentó organizar y controlar el festín generalizado, desde el punto de vista económico, que era en esos momentos el fútbol de elite. La deuda de los equipos con sus trabajadores (no sólo jugadores) eran tremendas. Tanto o más que sus deudas con Hacienda o la Seguridad Social. Es decir, con todos los españoles. Pero dos décadas después, esta medida de las SAD ha sido yerma.


Las deudas siguen siendo cada año mayor. Hablamos de unos 4.000 millones de euros a trabajadores, proveedores, Hacienda y a la Seguridad Social. Es curioso. Si un empresario cualquiera en España tiene una deuda con la Administración (no hace falta llegar a los 4.000 millones de euros, sino mucho menos) tiene un serio problema. Además de los embargos judiciales,visitas de inspectores o bloqueos de cuentas corrientes no puede aspirar un contrato público. Y no siempre estas deudas son por despilfarro, como en el caso del fútbol, sino por la maldita morosidad.


Pero aquí no importa que los clubes de fútbol profesionales estén endeudados hasta las cejas. La gente sólo quiere ver cada domingo al equipo de sus amores ganar. Y si es posible, que su eterno rival pierda. Nadie pone el grito en el cielo en estas sociedades anónimas deportivas fraudulentas. Ningún organismo competente da un paso adelante para frenar esta situación que va camino de una difícil situación.


Mientras, las pequeñas y medianas empresas, generadoras de empleo y riqueza, se desangran y encuentran demasiada incomprensión a la hora de negociar con la Administración (claro ejemplo: la obligación de adelantar un IVA facturado pero que no se ha cobrado). Otros han tenido (y tienen todavía) puente de plata para gastar lo que no tienen o ponen al sector público entre la espada y la pared para que la masa enfervorecida de aficionados no castigue en las urnas a éste u otro partido político por no apoyar a su equipo en un momento de necesidad. ¿Necesidad? Creo que desde hace unos cuántos años hay familias más que necesitadas en España. Pero incluso muchos de sus miembros se preocupan más de los problemas de los jugadores de su equipo que de su propia situación.


¿No será que tenemos lo que queremos?







lunes, 16 de enero de 2012

Cayetano

Menuda ha liado Cayetano Martínez de Irujo. El gran Jordi Évole y su programa 'Salvados' quiso hacer una reflexión sobre la infame acusación realizada por el burgués acomodado en el Ritz Durán i Lleida (CiU) en la que aseguraba sin ningún tapujo (y con poco conocimiento de causa) que los andaluces subsidiados con el Plan de Empleo Rural (PER) se gastanan esos 400 euros en el bar mientras que los agricultores catalanes no podían recolectar sus cosechas por la nula rentabilidad del producto. 

¡La madre que te parió hijomíodemialma! Hay que ser mentiroso y ruín para lanzar una estupidez de este tipo ante la opinión pública. Eso sí, a buen seguro que regaló los oídos a su electorado conservador. Y como dijo Maquiavelo 500 años antes: "El fin justifica los medios". O lo que es lo mismo: 'Todo por el escaño' (que ya le hemos cogío gustito...).


Pues la jugada del Follonero le salió redonda. Su propuesta para contraponer la visión que ofreció el político catalán sobre la realidad del campo andaluz lo trajo hasta la Andalucía profunda, la de los grandes latifundios de secano en los que se sigue trabajando para llevar un jornal a casa. Ahí pudo conocer el equipo de 'Salvados' (y trasldar a su numerosa audiencia) la otra cara de la moneda. La de la gente que trabaja de sol a sol por un salario que apenas llega a cubrir sus necesidades y que le permite, posteriormente, acceder a la ayuda pública del PER para complementar los meses en los que la ausencia de faena los lleva al paro forzoso.

Hasta ahí todo bien. Pero en estas que aparece el 'caballero medieval' Cayetano y empieza a soltar barbaridades sobre la nula productividad generalizada del jornalero andaluz, el escaso ímpetu de sus jóvenes por progresar, el perjuicio de los subsidios para el desarrollo de esta tierra, el sobrecito con beneficios que le gustaría entregar a sus trabajadores tal y como hacía su padre... 

No voy a entrar a valorar lo que ya todo el mundo se ha hartado en criticar: los anacrónicos planteamientos de esta persona cuyos títulos no son precisamente académicos. Huelga decir que la dignidad del ser humano está por encima de cualquier planteamiento en esta línea, pero hay un trasfondo de interés que el ruido provocado no ha permitido ver y que se diluye pese a su trascendencia.


No es cierto que quien recibe el PER se gaste el dinero en el bar. Pero tampoco se puede negar que el fraude en torno al PER y quienes lo reciben es una realidad latente en el mundo rural andaluz. Y, a menudo, propiciado también por administraciones locales para recoger futuros favores en forma de votos. 

No creo que nadie se eche las manos a la cabeza por esto que digo. Son reales y conocidos (en muchos casos) los ejemplos de falsificación de las peonadas para conseguir el subsidio sin haber hecho méritos para obtenerlo. Y esta práctica censurable y delicitva ha dado lugar a una generación de estómagos agradecidos que han instaurado el 'chanchullo' como medio de vida. Algo parecido sucede con quienes cobran el subsidio del desempleo y aprovechan este tiempo en el que deberían formarse y buscar trabajo para realizar las típicas 'chapuzas' con las que ganar algo más de dinero. Como muchos reconocen, ganan más así que trabajando... Vaya panorama.

Este germen cancerígeno para la economía está instaurado en Andalucía (y en otros puntos de España, pero hablo de lo que tengo más cerca). La falta de salidas profesionales en el mundo rural y el temor a su despoblación ha obligado a las administraciones en las últimas décadas a invertir ingentes cantidades de dinero en proyectos de formación de dudosa valía. Talleres de Empleo, Casas de Oficio, Módulos formativos... todas estas iniciativas no son más que parches temporales para que quienes participan como alumnos 'maten' el tiempo cobrando un salario durante unos meses y se garanticen algo de 'paro' después. Sólo un reducto minúsculo de sus participantes, quienes de verdad tienen inquietudes, llega a encontrar trabajo estable en alguna de las actividades para las que ha sido formado.


Personalmente considero que el problema hay que atajarlo con anterioridad. Es decir, antes de que los jóvenes de 16 años abandonen la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), cuando ya son conscientes de que el dinero no cae del cielo (ni crece en el monedero de mamá) y conocen el sistema y cómo aprovecharlo para obtener ayudas sociales de cualquier tipo sin necesidad de trabajar. Que tomando cervezas y fumando porros se está mejor que madrugando y trabajando...


Es necesario educar a los jóvenes desde pequeños en la necesidad de valerse por sí mismo, de crear, de desarrollarse como personas también desde el ámbito laboral. Hay que fomentar, desde el colegio y con materias específicas, el espíritu emprendedor y la crítica ante lo que para mi generación llega a ser algo normal: que el fraude en torno al desempleo es parte de nuestro día a día y con él tenemos que convivir. Pero ya va siendo hora de que se dé un golpe sobre la mesa y se frene esta situación. 

Yo soy defensor del Estado del bienestar, pero mis impuestos (los que pago puntualmente y sin saltarme nada para evitar problemas con Hacienda) no pueden ser la bolsa que subvenciona a una importante legión de 'vividores' de todas las edades que, literalmente, se están riendo del Sistema de solidaridad con el más desfavorecido, que no con el más listo.


Capítulo aparte merece la generación de andaluces mejor formada de nuestra historia que no encuentra un puesto de trabajo digno. Pero como siempre digo, eso es harina de otro costal y me gustaría tratarlo en otra entrada.

Hay que inculcar en las nuevas generaciones la necesidad de la valía y el esfuerzo como base del sacrificio. El mismo eslogan que lleva el Valencia Basket en sus camisetas. Esa cultura del sacrificio para la consecución de una meta no ha calado, lamentablemente, en una amplia capa de la sociedad andaluza que yo conozco. Aquí sólo pensamos en la subvención. En vivir tranquilos y cubrir el mes como quien cubre un expediente de forma obligada.


El problema es que aquí nos quedamos con la crítica simpática realizada al 'señorito' Cayetano por gente como Manu Sánchez o la foto que se hicieron Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo, los históricos líderes jornaleros, con el susodicho en su propia finca, un cuidado lavado de imagen que ha proporcionado al hijo de la Duquesa el titular que quería dar: ahora en Andalucía somos los mejores, los más guapos, los más trabajadores y los más listos... y así nos luce el pelo.

lunes, 9 de enero de 2012

Carta abierta al amigo moroso

Estimado deudor:

Permíteme que me dirija a tí a través de este soporte bloguero tras las innumerables llamadas que he realizado a  todos los números que me distes y que conservo en la lustrosa tarjeta de visita que me entregastes el nefasto día que llamaste a mi puerta. Bueno, llamadas a esos números y a todos los que ido consiguiendo por mi cuenta una vez que ya controlastes mi número de móvil y fijo habitual y sencillamente no atendías a mis requerimientos...  A esto tenemos que unir correos electrónicos, mensajes dejados a tu secretaria/demás trabajadores para que tuvieses el simple detalle de devolver la llamada. Pero nada. Que no ha habido forma.

¿Quién me iba a decir a mí que tus constantes loas a nuestro trabajo y buenas referencias que tenías y con las que me adulastes al principio se iban a tornar en un calvario como éste? Qué iluso fui al confiar en tu palabra y en el simple hecho de querer sacar adelante un proyecto con el que tú has quedado 'de dulce' ante tus clientes / vecinos / jefes mientras que yo sigo esperando el abono legítimo del trabajo realizado.

Pero no puede ser.

- ¿Eso está todavía pendiente? Debe ser un error de la niña de Administración... (pobre muchacha, todas las culpas a ella)

- Yo eso te lo he pagado seguro. Mira bien porque yo dí la orden... (ya, ya, pero aquí no ha llegado nada...)

- De esas cosas yo no sé ná. Eso lo lleva mi mujer... (¡balones fuera!)

- Pásate cuando quieras y lo liquidamos... (Pero si estoy harto de ir a verte y no estás nunca¡¡¡¡)

- Lo sé, lo sé... En cuanto junte algo de dinero te voy liquidando... (y mientras tanto ves como su nivel de vida - aparentemente- no cae)

- Este mes ya no puede ser... ha venido 'tal' y le he pagado a él... (¿seguro?)

En fin. Que mi catálogo de excusas absurdas e inverosímiles sigue creciendo y mi deuda sigue ahí pendiente. Deuda que, lógicamente, yo he tenido que liquidar con mi proveedor, por lo que ya no sólo soy tu acreedor, sino que me he convertido en patrocinador oficial de tal o cual actividad/evento/publicación... Mira tú por donde que ya estoy a los niveles de El Corte Inglés, Endesa o Repsol...

Y así día tras día. Cuando tengo la suerte (por llamarlo de alguna forma) de encontrarme contigo en un acto público o en la calle no sé si sonreirte o simplemente cogerte por las solapas y zarandearte para decirte claramente: 

- ¡Qué pasa! ¿Sabes quién soy, verdad? No, pues con tu actitud e ineptitud estás jugando con el pan de mi familia y, sinceramente, eso no se lo permito a tí ni a nadie¡¡¡

Pero antes de que saque mis manos de los bolsillos tú vuelves con la retahíla de excusas (ver más arriba, siguen siendo las mismas siempre o derivadas de esta raíz inicial) y me vuelves a pedir más tiempo... Tiempo. Más tiempo. El tiempo a mí me asfixia. Yo puedo esperar, pero sería interesante escuchar esas peticiones en el despacho de Emilio Botín. Probablemente las carcajadas se oirían en todo el edificio.

Y así seguimos. Tú cambias de proveedor y vas dejando más ronchas por doquier. O si no, el dinero que llega de la subvención tal para cubrir mi deuda te lo gastas en otra partida diferente para tapar otro agujero pendiente. Al final es una estafa piramidal. Y estás cogido por las pelotas sin poder hacer nada más que esperar. 

Pos nada. Seguiremos esperando. Como le dijo el perro al hueso: "Tú, duro. Yo, tiempo". Pero no olvides que tu ineptitud y falta de escrúpulos te ha convertido para mí en un auténtico ladrón. Ladrón de ilusiones. Ladrón del bienestar de mi familia. Y ladrón de un trabajo realizado con esmero y dedicación que no merecías.

Seguiremos en contacto. Al menos hasta que la liquidación de la deuda nos separe (para siempre).

Siempre cordial (por obligación),

Tu acreedor.


lunes, 2 de enero de 2012

Olor a jazmín

(A la memoria de mi abuela Anunciación, 
probablemente, la persona más buena que jamás conoceré)


Siempre que huelo a jazmín me acuerdo de mi abuela Anunciación. Cuando llegaba la época en la que los jazmineros florecían y se llenaban de sus pequeños luceros inmaculados ella aprovechaba para poner en práctica un ritual propio del ingenio popular que inundaba con su profundo perfume cualquier casa humilde. El proceso era (y sigue siendo) sumamente sencillo: el jazmín recogido y transportado con cuidado (incluso en la palma de la mano) se ponía en un plato o pequeño cuenco (un cenicero vacío y limpio, por ejemplo) en el que se depositaba un poco de agua y se dejaba reposar. El olor intenso del jazmín sobre el agua garantizaba el perfumado de cualquier estancia durante unos días. Días en los que uno veía consumirse la flor blanca y se cuestionaba sobre quién habría enseñado a mi abuela ese original truco casero.

Quienes me conocen (y a quienes no, ahora se lo digo) saben que soy un gran defensor de los valores del mundo rural y de su gente. De la sabiduría popular y de la valía de aquellos que con muy poco fueron (y todavía son) capaces de sacar adelante a muchos. Si algún valor me transmitió mi abuela durante los treinta años que vivió en casa fue la importancia de la honradez y del servicio a los demás sin esperar nada a cambio. A la larga, esa ayuda siempre se transforma en respeto y reconocimiento a la talla humana, algo que hoy día parece olvidado por muchos.

Tengo que reconocer que los primeros apuntes que tengo para escribir esta entrada tienen varios meses de vida. Por aquel entonces, la falta de talla humana se centraba en aquellos directivos de banca que, tras su nefasta gestión y la necesidad de ayudas públicas, habían cobrado jugosas jubilaciones por su 'eficiente' paso al frente de ésta o aquélla entidad... En esos días recordaba a mi abuela y a toda una generación de españoles que vivieron una Guerra y una dura posguerra con carestía y necesidades y que, pese a esa precaria situación, no olvidaron sus principios de honradez, trabajo y ayuda a los demás. Pero como mi padre siempre dice (y puede que haya repetido ya en más de una ocasión): "En este país el listo vive del tonto y el tonto, de su trabajo".
Y así fue en aquellos días. Mucho revuelo social. Muchas críticas incluso de los gobernantes del equipo de Zapatero y de todos los agentes sociales... Pero la millonada, a la buchaca de cada uno, que aquí todo se olvida o se tapa con otro escándalo. 

Cuando ya estábamos guardando en el cajón esta caradura de unos cuantos ahora nos llega el yerno del Rey a darnos nuevas lecciones de cómo trincar sin escrúpulos y sin importar lo que representas. Lo de Urdangarín es de traca. Utilizando su posición como miembro de la Casa Real hacía (presuntos) negocios con Administraciones públicas (dejaremos a un lado de qué signo político eran, porque no creo que sea relevante aunque sí curioso...) para embolsarse millonadas por labores de asesoramiento y otros trabajos varios...

A lo que  hemos llegado... Lo que Santiago Carrillo no supo hacer en plena Transición lo va a conseguir el ex jugador del FCB de balonmano. En algunos foros y numerosos twitteros se habla ya del servicio de Iñaki Urdangarín a la causa de la III República. El Rey se apresura para sacar a la luz (después de 30 años...) las cuentas ¿públicas? de la Casa Real. O lo que es lo mismo, qué es lo que hace con el dinero que todos le pagamos con nuestros impuestos y cuánto se lleva al año. Los políticos de los grupos mayoritarios se apresuran a arropar la figura del Monarca que incluso le dio algo de chicha a su discurso navideño para desmarcarse de la actitud 'poco leal' de su yerno...

Pero aquí lo que hay es una cara dura generalizada de todos abrumadora. ¿Me quieren hacer creer que nadie en Zarzuela sabía que Urdangarín estaba trincando utilizando su posición dentro de la realeza? Vamos, que fue casual su traslado a Wachintón con toda su familia para trabajar... ¿dónde? en un McDonalds, en un Pizza Hut? Nooooooo: En Telefónica y por una pasta gansa... ¡qué estrecheces pasará el hombre para sacar adelante a sus cuatro hijos! Lastimitamedamireusté.

Nos quieren engañar como a chinos. Esto demuestra como la corrupción también reside en la cúspide del Estado, que está viendo como el yerno se va a cargar el chiringuito y va a dejar al Príncipe Felipe sin trabajo... Todo esto nos demuestra también como ya uno no puede fiarse de nadie y menos de quien representa una institución anquilosada en el pasado y basada en el derecho divino. O si no, que alguien me diga dónde hacerme del temario para las oposiciones de rey... Pero esto es harina de otro costal y lo trataremos en otra ocasión. 

Como decía al principio, cuando huelo a jazmín me acuerdo de mi añorada abuela Anunciación. Recuerdo su trabajo constante y preocupación por todos antes que por ella misma. Sus valores de respeto y de ayuda al prójimo... Y por contra, veo a este grupo de personas instauradas en las esferas altas del poder (algunos de forma permanente) que están a años luz de estos valores de mi abuela y de la mayoría de quienes conforman la base social de este país. Si quienes deben velar por los intereses públicos, por los ahorros de toda una vida (vaya jeta también la de Ruiz-Mateos, por cierto) o simplemente deben representar a todo un país con honradez y limpieza demuestran su falta de talla moral y/o se ríen de quienes sufragamos todo este chiringuito con nuestros impuestos, ¿cómo puede haber personas que todavía se cuestionen que algo está fallando seriamente en este sistema que tenemos en España?

Está claro que algo debe cambiar. Y se debe empezar por arriba. 


Os dejo con un enlace a un descubrimiento que he tenido hace unas semanas. La gran Amalia Rodrigues, la Reina del Fado y representante de un país al que todavía hay gente que mira con un incomprensible desprecio. Pobres... no saben todo lo que se están perdiendo.



PD: Una última cosa y que nadie se ha atrevido hasta el momento a cuestionarse (o no ha podido públicamente): ¿Qué opina de todo este follón la Infanta Cristina, esposa del (presunto) trincón de Urdangarín?






Nuevos propósitos para 2012

Cuesta trabajo incluso escribir este título... ¿2012? Joé, si hace no mucho estábamos enfrascados en los estragos que supondría el temido 'Efecto 2000' en muchos de nuestros electrodomésticos... En fin. Después de mucho mirar a otro lado ha llegado el momento de darle un nuevo empuje a este blog que comenzó sin ninguna pretensión. Sólo con la única intención de plasmar en algún sitio mís ideas personales y mi visión particular sobre algunos acontecimientos globales. 

Mi falta de continuidad ha sido un lastre que pretendo dejar atrás en un año que, por lo pronto, se presenta apasionante desde el punto de vista personal y profesional. Si todo marcha como debe, Teresa y yo seremos padres de mellizos. Eso será en julio. No sé si tendré mucho tiempo después para dedicar a este espacio aunque antes debo pensar en tratar de que estos meses que quedan por delante sirvan para que aquellos que habéis dedicado parte de vuestro tiempo en leer lo que pienso sigáis encontrando interesante aquello que dejo por aquí. 

Ya tengo algunas ideas en mente. En los próximos días las iré dejando por mi Fuente del Concejo. Mientras tanto, Feliz Año nuevo a tod@s y mucho ánimo para este complicado 2012 que muchos quieren dejar atrás ya... Entre todos saldremos adelante de esta difícil situación en la que unos pocos nos metieron por pura avaricia y de la que no saldremos sin ser conscientes de que las cosas TIENEN QUE CAMBIAR. 

Estaremos en contacto ; )