martes, 5 de julio de 2011

Desánimo


Corren duros tiempos para todos aquellos que siempre han visto la vida con una sonrisa. O también días fáciles para la melancolía, para que hagamos uso del tópico de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” y otros grandes clásicos a los que muchos se agarran para no afrontar la realidad o simplemente por apatía e inmovilismo ante una época incierta.
Porque, para qué vamos a engañarnos, la crisis lo envuelve todo con un halo de tristeza y penurria (con doble ‘r’). Todo. Ya sea cuando uno va a hacer la compra al supermercado de turno (mirando los precios más que nunca), cuando se encuentra con ‘fulanito’ y escucha sus penas porque se le acaba la ayuda al desempleo, o cuando se sienta en una terraza (quien puede permitírselo) a disfrutar de unas vacaciones que han pasado de ser días de vinos y rosas a un cúmulo de tedioso tiempo libre para pensar y no saber qué hacer. En el caso de muchos, estas vacaciones están durando más de la cuenta y sin ingresar un euro…
Para qué negarlo. La situación generalizada de España es de desánimo. Una vez superados los fastos del glorioso Mundial de Fútbol conseguido el pasado verano, y la alegría colectiva vivida, todos hemos vuelto a la normalidad y a mirar con cierto temor un futuro que se plantea, en muchos casos, tremendamente oscuro.
Los bancos no dan créditos. Los particulares no tienen dinero para gastar bien por miedo a la situación existente o bien porque sencillamente no tienen trabajo. Las administraciones están endeudadas hasta las cejas y hace tiempo que agotaron su libreta de dejar ‘fiado’ a sus proveedores. Y mientras tanto, estos proveedores totalmente asfixiados y sin pegar ojo porque literalmente no hay dinero para hacer frente a los pagos de salarios, impuestos varios, demás proveedores…
Hasta los funcionarios públicos han visto recortados sus salarios en pro del bien común. Sinceramente, hay quien se merecería que ese recorte fuese mucho mayor por su escasa o nula productividad, pero de esta pereza innata han sido víctimas también otros que bien merecían un aumento…
¿Hay quien duda que la situación no sea para estar desanimado? Si uno lee el periódico y ve cómo lo están pasando en Grecia o Portugal se echa a temblar de pensar que podamos llegar a extremos como esos. Incluso ahora nuestros vecinos de la Raya pretenden crear un impuesto sobre la ‘extra’ de Navidad. Y aquí, lógicamente, sigue latente el desánimo.
También pasó la efervescencia del movimiento 15 M. Digo bien lo de efervescencia. Dudo que en los próximos meses se lleguen a congregar tantísimas personas en todas las plazas de España para solicitar un cambio que, realmente, no está claramente definido, no tiene un decálogo, una hoja de ruta, un camino marcado para exigir (que no pedir, ya pasó el tiempo de las demandas) su cumplimiento por parte de la clase política. Dirigentes y partidos. Ese colectivo de personas que, en demasiadas ocasiones, ha hecho del servicio al pueblo un modo de vida y que, en muchos casos, les ha permitido hacer fortuna o simplemente disfrutar de una serie de privilegios que no habrían conseguido por su propia capacidad. Sin clientelismo.
Mi padre siempre suele decir que en este país “el listo vive del tonto y el tonto de su trabajo”. Ese sentimiento de desánimo, de ‘todo sigue igual’, de ‘eso es así’ (Compadre)… esa lenta agonía es la que está hundiendo a la generación más brillante de toda la historia de España. A los jóvenes mejor preparados, que están viendo cómo su futuro laboral pasa por marcharse al extranjero o acudir a la cita mensual del Inem. Mientras tanto, por ejemplo, la India se ha convertido en la teleoperadora del mundo, con un conglomerado de multinacionales presentes en este país, que espera convertirse en la tercera potencia económica en 2035. Y no menos interesante es el resurgir de Brasil, la potencia económica del Cono Sur y su crecimiento de la mano de un dirigente de marcada tendencia izquierdista como el ‘companheiro’ Lula.
¿Y qué hay de nuestro modelo económico? Y no es cuestión de acordarse exclusivamente de Zapatero y su lenta agonía de estos últimos años. Me refiero a la falta de planificación económica desde que dejamos atrás nuestro modelo agroeconómico de la Autarquía franquista para dar un salto hacia el país de los servicios y de la explotación de nuestros recursos turísticos. Eso fue en los años 60 del pasado siglo. Hace ya la friolera de 50 años.
Ese modelo ha cumplido una etapa y sus rendimientos no dan para cubrir la demanda de empleo de esos cuatro millones de personas (da miedo escribir esta cifra) que siguen sin tener un empleo. Pasó Franco, Suárez, Felipe, Aznar… y ninguno ha dado un giro hacia un modelo económico con vistas de futuro. Todo ha sido una política cortoplacista.
Todavía recuerdo cuando el presidente Chaves fue de visita a Finlandia para conocer cómo había sido el milagro del imperio Nokia y trasladar su experiencia a Andalucía… Poco veo de ese milagro finlandés en nuestra tierra. Y conste que lo digo con pena, sin acritud (que no sé qué es peor…).
La vieja Europa se está quedando atrás. Y España más todavía. Y los jóvenes de hoy día (universitarios o no) carecen de preparación para enfrentarse a este nuevo orden mundial en el que todo ha cambiado. Muy poco de lo que se enseña en la calle o en las Facultades sirve.
Ahora Alfredo P. Rubalcaba dice que tiene la fórmula para salir de esto. Suena a broma. Con el tiempo que han tenido para hacerlo efectivo… Y mientras tanto, Mariano Rajoy, futuro presidente de nuestro Gobierno nacional (este destino ‘casi’ inamovible sí que me provoca desánimo) sigue sin decir nada. A verlas venir. Sólo a contemplar la caída libre de este Gobierno que ilusionó por sus profundas y necesarias reformas sociales pero que no ha podido frenar la sangría del desempleo en un país que vio al ladrillo como a su nuevo Vellocino de Oro, al que todos adoraron y del que hoy todos reniegan.
¿Y ahora qué?
Perdonen mi pesimismo y desánimo. Pero yo esto lo veo ‘mu’ negro.

PD.- Perdón a todos los que alguna vez habéis leido este humilde blog por la tardanza en un nuevo post. Espero seguir añadiendo entradas próximamente y, sobre todo, espero que sigáis enviándome vuestros comentarios. Gracias : )