lunes, 16 de enero de 2012

Cayetano

Menuda ha liado Cayetano Martínez de Irujo. El gran Jordi Évole y su programa 'Salvados' quiso hacer una reflexión sobre la infame acusación realizada por el burgués acomodado en el Ritz Durán i Lleida (CiU) en la que aseguraba sin ningún tapujo (y con poco conocimiento de causa) que los andaluces subsidiados con el Plan de Empleo Rural (PER) se gastanan esos 400 euros en el bar mientras que los agricultores catalanes no podían recolectar sus cosechas por la nula rentabilidad del producto. 

¡La madre que te parió hijomíodemialma! Hay que ser mentiroso y ruín para lanzar una estupidez de este tipo ante la opinión pública. Eso sí, a buen seguro que regaló los oídos a su electorado conservador. Y como dijo Maquiavelo 500 años antes: "El fin justifica los medios". O lo que es lo mismo: 'Todo por el escaño' (que ya le hemos cogío gustito...).


Pues la jugada del Follonero le salió redonda. Su propuesta para contraponer la visión que ofreció el político catalán sobre la realidad del campo andaluz lo trajo hasta la Andalucía profunda, la de los grandes latifundios de secano en los que se sigue trabajando para llevar un jornal a casa. Ahí pudo conocer el equipo de 'Salvados' (y trasldar a su numerosa audiencia) la otra cara de la moneda. La de la gente que trabaja de sol a sol por un salario que apenas llega a cubrir sus necesidades y que le permite, posteriormente, acceder a la ayuda pública del PER para complementar los meses en los que la ausencia de faena los lleva al paro forzoso.

Hasta ahí todo bien. Pero en estas que aparece el 'caballero medieval' Cayetano y empieza a soltar barbaridades sobre la nula productividad generalizada del jornalero andaluz, el escaso ímpetu de sus jóvenes por progresar, el perjuicio de los subsidios para el desarrollo de esta tierra, el sobrecito con beneficios que le gustaría entregar a sus trabajadores tal y como hacía su padre... 

No voy a entrar a valorar lo que ya todo el mundo se ha hartado en criticar: los anacrónicos planteamientos de esta persona cuyos títulos no son precisamente académicos. Huelga decir que la dignidad del ser humano está por encima de cualquier planteamiento en esta línea, pero hay un trasfondo de interés que el ruido provocado no ha permitido ver y que se diluye pese a su trascendencia.


No es cierto que quien recibe el PER se gaste el dinero en el bar. Pero tampoco se puede negar que el fraude en torno al PER y quienes lo reciben es una realidad latente en el mundo rural andaluz. Y, a menudo, propiciado también por administraciones locales para recoger futuros favores en forma de votos. 

No creo que nadie se eche las manos a la cabeza por esto que digo. Son reales y conocidos (en muchos casos) los ejemplos de falsificación de las peonadas para conseguir el subsidio sin haber hecho méritos para obtenerlo. Y esta práctica censurable y delicitva ha dado lugar a una generación de estómagos agradecidos que han instaurado el 'chanchullo' como medio de vida. Algo parecido sucede con quienes cobran el subsidio del desempleo y aprovechan este tiempo en el que deberían formarse y buscar trabajo para realizar las típicas 'chapuzas' con las que ganar algo más de dinero. Como muchos reconocen, ganan más así que trabajando... Vaya panorama.

Este germen cancerígeno para la economía está instaurado en Andalucía (y en otros puntos de España, pero hablo de lo que tengo más cerca). La falta de salidas profesionales en el mundo rural y el temor a su despoblación ha obligado a las administraciones en las últimas décadas a invertir ingentes cantidades de dinero en proyectos de formación de dudosa valía. Talleres de Empleo, Casas de Oficio, Módulos formativos... todas estas iniciativas no son más que parches temporales para que quienes participan como alumnos 'maten' el tiempo cobrando un salario durante unos meses y se garanticen algo de 'paro' después. Sólo un reducto minúsculo de sus participantes, quienes de verdad tienen inquietudes, llega a encontrar trabajo estable en alguna de las actividades para las que ha sido formado.


Personalmente considero que el problema hay que atajarlo con anterioridad. Es decir, antes de que los jóvenes de 16 años abandonen la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), cuando ya son conscientes de que el dinero no cae del cielo (ni crece en el monedero de mamá) y conocen el sistema y cómo aprovecharlo para obtener ayudas sociales de cualquier tipo sin necesidad de trabajar. Que tomando cervezas y fumando porros se está mejor que madrugando y trabajando...


Es necesario educar a los jóvenes desde pequeños en la necesidad de valerse por sí mismo, de crear, de desarrollarse como personas también desde el ámbito laboral. Hay que fomentar, desde el colegio y con materias específicas, el espíritu emprendedor y la crítica ante lo que para mi generación llega a ser algo normal: que el fraude en torno al desempleo es parte de nuestro día a día y con él tenemos que convivir. Pero ya va siendo hora de que se dé un golpe sobre la mesa y se frene esta situación. 

Yo soy defensor del Estado del bienestar, pero mis impuestos (los que pago puntualmente y sin saltarme nada para evitar problemas con Hacienda) no pueden ser la bolsa que subvenciona a una importante legión de 'vividores' de todas las edades que, literalmente, se están riendo del Sistema de solidaridad con el más desfavorecido, que no con el más listo.


Capítulo aparte merece la generación de andaluces mejor formada de nuestra historia que no encuentra un puesto de trabajo digno. Pero como siempre digo, eso es harina de otro costal y me gustaría tratarlo en otra entrada.

Hay que inculcar en las nuevas generaciones la necesidad de la valía y el esfuerzo como base del sacrificio. El mismo eslogan que lleva el Valencia Basket en sus camisetas. Esa cultura del sacrificio para la consecución de una meta no ha calado, lamentablemente, en una amplia capa de la sociedad andaluza que yo conozco. Aquí sólo pensamos en la subvención. En vivir tranquilos y cubrir el mes como quien cubre un expediente de forma obligada.


El problema es que aquí nos quedamos con la crítica simpática realizada al 'señorito' Cayetano por gente como Manu Sánchez o la foto que se hicieron Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo, los históricos líderes jornaleros, con el susodicho en su propia finca, un cuidado lavado de imagen que ha proporcionado al hijo de la Duquesa el titular que quería dar: ahora en Andalucía somos los mejores, los más guapos, los más trabajadores y los más listos... y así nos luce el pelo.

1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo con todo lo que expones. Hay que enseñar a todas las edades que el esfuerzo es necesario y obligatorio, cada uno en en nivel de responsabilidad que tenga, la satisfacción que da conseguir lo propuesto es lo que nos hace crecer como personas y tener conciencia. Cuando no hay esfuerzo no hay conciencia y esta inconsciencia crea los aprovechados del sistema. La raíz del problema, bajo mi punto de vista, es que la sociedad, en su gran mayoría, está falta de valores.

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